Intentando desvelar los entresijos y los arcanos que se aposentan entre las bambalinas y en la trastienda de un Centro del Profesorado.
No es difícil la tarea, detrás de un CEP hay pocas cosas misteriosas, pero, las que hay, en su simplicidad poseen una endiablada enjundia: mucho trabajo, una creencia firme en que el colectivo docente tiene derecho a una consideración social equiparable al de otros cuerpos, y que tal consideración pasa, en buena medida, por el compromiso con su puesta al día y su perfeccionamiento a través de la formación.
Permitidme que en este blog sea realista, desprendido de oficialismos, triunfalismos y dogmas; que sea claro, ajeno a sobreentendidos y a falsas ideas preconcebidas; que no sea nada pedagógico con el fin de evitar caer inconscientemente en la pedantería, y, por lo tanto, que sea lo más sincero que mi honestidad me deje.
Y permitidme, finalmente, un tono personal, a veces sarcástico, a veces irónico, a veces serio sin pretender ser aburrido, a veces escéptico, y, siempre, inocente (o aparentemente inocente). Es mi tono, no tengo otro cuando escribo.
Bienvenidos a este blog, espero que paséis buenos ratos en él, que juntos desmitifiquemos muchas cosas -que es bien necesario- y que aprendamos algo también juntos.
¡Ah! Al entrar en el blog se activa la escucha de un tango (pincha en el recuadro de la derecha si quieres detenerlo): no está elegido al azar, se trata del famoso "Cambalache" de Enrique Santos Discépolo, compuesto en 1934 para la película "El alma del bandoneón" (dirigida por Mario Soffici en 1935). Os pediría que lo escucharais, al menos la primera vez que visitéis este blog, y que os dierais cuenta de qué poco ha cambiado el mundo desde entonces, quizás desde siempre. La elección de este fondo musical, digo, no es fruto de la casualidad, ya que creo -y me parece que todos creemos- que un mundo mejor es posible, que es posible una realidad que pudiera un día contradecir a este tango (más abajo va la letra completa). Y ello, el cambio que el mundo necesita, sólo puede ser alcanzado a través de la educación desde la base, una educación cada vez mejor, de calidad, actualizada, universal, gratuita, igual y equitativa para todos; y rica en valores. Así sea.
¡Ah! Al entrar en el blog se activa la escucha de un tango (pincha en el recuadro de la derecha si quieres detenerlo): no está elegido al azar, se trata del famoso "Cambalache" de Enrique Santos Discépolo, compuesto en 1934 para la película "El alma del bandoneón" (dirigida por Mario Soffici en 1935). Os pediría que lo escucharais, al menos la primera vez que visitéis este blog, y que os dierais cuenta de qué poco ha cambiado el mundo desde entonces, quizás desde siempre. La elección de este fondo musical, digo, no es fruto de la casualidad, ya que creo -y me parece que todos creemos- que un mundo mejor es posible, que es posible una realidad que pudiera un día contradecir a este tango (más abajo va la letra completa). Y ello, el cambio que el mundo necesita, sólo puede ser alcanzado a través de la educación desde la base, una educación cada vez mejor, de calidad, actualizada, universal, gratuita, igual y equitativa para todos; y rica en valores. Así sea.
Salud.
Alberto Díaz-Villaseñor Cabrera
Director del CEP Sierra de Córdoba
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En este enlace podéis consultar el significado de algunos vocablos del argot "lunfardo" típico porteño, es decir, de Buenos Aires, que aparecen en el tango.
Que el mundo fue y será una porquería
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Cambalache (tango)
En este enlace podéis consultar el significado de algunos vocablos del argot "lunfardo" típico porteño, es decir, de Buenos Aires, que aparecen en el tango.